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martes, 28 de agosto de 2012

Entrevista al Alcalde de Guayaquil

Por: Caridad Vela
Agosto - Septiembre, 2012




El Abg. Jaime Nebot recibe a CLAVE! con esa satisfacción propia de quien tiene cumplida su labor. Apenas entrar nos dice “julio, mes de Guayaquil”. Si bien el trabajo se hace todo el año, el motivo de las fiestas locales implica hacer un corte, una especie de rendición de cuentas, de lo que se ha hecho y lo que está en camino de ser una realidad en el corto plazo.

La Obra Municipal es fundamental para el desarrollo de las ciudades y la mejora en el estilo de vida de su gente. Tiene injerencia directa con el desarrollo inmobiliario y la plusvalía que los bienes inmuebles puedan lograr a través del tiempo. Todo esto se revierte en mayor presupuesto para ejecución de nuevas obras y forma parte de un círculo virtual que todos anhelamos.


Ordenanzas claras, liderazgo y agilidad en los procesos son factores que definen si el avance de las ciudades se da lenta y esporádicamente, o está marcada por una cadencia sostenida y dinámica. En el caso de Guayaquil, el ritmo cotidiano es extraordinario, al punto en que el Alcalde Nebot menciona 338 obras que se licitan, contratan, inician, ejecutan e inauguran en julio.

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Ha sido un mes de julio muy intenso…

El trabajo es arduo, aquí no se descansa, pero en julio y octubre, coincidiendo con las fiestas locales, hacemos un informe de actividades para que la gente pueda entender y concientizar la magnitud de la obra que ejecutamos. Le entregaré el listado (y así lo hizo), con el detalle de 338 obras de gran importancia que se refieren a agua potable, alcantarillado, pavimentación popular, macro obras, regeneración urbana, salud, educación, vivienda, entre otras. En fin, toda la gama de servicios que la gente requiere para vivir bien. Eso es lo que está ocurriendo en esta ciudad.
Empecemos por el tema de vivienda, ¿cuántas unidades habitacionales ha entregado el Municipio?
En el kilómetro 4 de la Vía Terminal Terrestre Pascuales está Mucho Lote 1 donde hemos entregado 15.000 viviendas, además tenemos; 10.000 casas en construcción en Mucho Lote 2. En el kilómetro 16 de la Vía a Daule está Mi Lote con 10.000 casas. Si consideramos que cada familia está integrada por cuatro personas, eso significa dignidad y techo para aproximadamente 140.000 guayaquileños. El Municipio tiene terrenos, pero cuando hay una necesidad evidente los expropia porque la función social que la propiedad tiene que cumplir es proveer vivienda. Si bien la expropiación es una venta forzada, se ha hecho pagando el precio conveniente, para hacer lo que se tiene que hacer.
¿Cómo ve el tema de la inversión inmobiliaria privada?
Los guayaquileños me eligieron para resolver los problemas de la ciudad, generar una economía floreciente, bienestar para nuestra gente, empleo y condiciones positivas de vida. La empresa privada es el socio habitual y natural de un gobierno local, sea ésta nacional o extranjera, siempre que sea seria y honesta. Cada obra del Municipio está enfocada al desarrollo de la ciudad, la consecuencia ha sido una positiva respuesta por parte de los promotores inmobiliarios privados que es evidente en Guayaquil.




¿Ejemplos?
Hicimos el esfuerzo en regeneración urbana y la respuesta de la empresa privada fue en inversión hotelera y construcción de centros comerciales. Su gestión tiene un efecto positivo en la dinamia de la ciudad, y con el estímulo de la obra municipal, sumada al apoyo que damos a los constructores, los motivamos a llevar adelante sus inversiones. Sería demasiado extenso mencionar los nuevos proyectos de vivienda que se desarrollan, pero el impacto se observa por todas partes. Además, el Municipio genera facilidades para construir vivienda social y promueve asociaciones con la empresa privada para su ejecución.
¿Los impuestos prediales se han revisado?
Desde el 2007 hasta hoy, es decir, en los últimos seis años, he subido una sola vez los impuestos prediales. Si mira el nivel de incremento se dará cuenta que es menor al de la inflación acumulada. En términos económicos reales, hoy se paga menos impuestos que hace seis años en Guayaquil. Esta debe ser la ciudad en donde los impuestos prediales son más bajos.

Siendo así, ¿cómo financia la ejecución de obras?
Simple, lo primero es no robar; segundo, no gastar en lo que no se debe; y tercero, ampliar el catastro de contribuyentes promoviendo que la ciudad crezca. Yo recibí la ciudad de un gran alcalde, que me dejó una vara muy alta, porque si la hubiera recibido de uno desastroso la comparación sería fácil. La recibí con $115 millones de presupuesto y hoy la ciudad dispone de $600 millones.
¿Cómo establece prioridades en el presupuesto municipal?
La prioridad es la ejecución de obra pública. De nuestro presupuesto general, dedicamos $15 de cada $100 al gasto laboral y administrativo. Los $85 restantes son para obra de servicio público. De esa obra, el 95% de lo que ejecutamos es popular.
¿En qué porcentaje ha incrementado la burocracia municipal en estos años?
Eso es lo único que no crece en esta ciudad. Recibí esta administración con 3.900 empleados y hoy tengo diez colaboradores menos. Guayaquil ha crecido enormemente, pero a mí no me eligieron para dar trabajo a mis amigos y partidarios, sino para cuidar de los recursos de la ciudad. Trabajo con la menor cantidad de gente posible, que es altamente capacitada y eficiente, y eso nos permite destinar el 85% de nuestros ingresos en servir a la gente.
Pasemos al tema vial, ¿puede destacar los proyectos que considere de mayor impacto?
Los trabajos en la nueva ruta de la Metrovía; el gran paso elevado que une la Av. de las Américas con la Av. Benjamín Rosales y la Terminal Terrestre Pascuales; la nueva Av. Rodríguez Bonín y el puente de la A. Estas obras estarán concluidas en octubre. Paralelamente, toma forma un enorme paso elevado y el nuevo mercado en la Perimetral y Casuarina. La construcción de estas obras genera molestias, pero son transitorias y darán paso a un bienestar permanente.
¿Se están superando los problemas de tráfico?
Tráfico no es lo mismo que vialidad. En materia de tránsito, ésta administración se compromete a entregar a mediados del próximo año, servicios con tecnología de punta, que son económicos y eficientes, para dar una solución a esta situación.
¿Cómo va el bacheo de las calles después del fuerte invierno?
No soy partidario de bachear, eso es sólo tapar huecos temporalmente. Parchamos exclusivamente lo que amerita ser parchado, el resto, sin desperdiciar el dinero, lo repavimentamos. En los Guasmos, Febres Cordero, Letamendi, Bastión Popular y el kilómetro 8.5 de la Vía a Daule, estamos pavimentando 2.000 cuadras de calles con aceras y bordillos. Acabamos de iniciar la pavimentación de Los Vergeles y pronto ampliaremos la pavimentación de La Trinitaria. La obra no se detiene.
¿Cuáles son las obras de regeneración urbana?
Seguimos llegando con fuerza a muchos sectores de la ciudad. Desde el nuevo puente Zigzag, que es en realidad un parque flotante que une a las comunidades de la Universidad Católica y la Universidad de Guayaquil, hasta el Puente Portete, pasando por los puentes 5 de Junio, El Velero, el de la 17, el de Barcelona y El Patria; la obra es evidente. En una orilla se puede disfrutar de plazas que dan al estero, tienen nueva iluminación, mobiliario urbano y hay cientos de casas de cemento pintadas con vivos colores que reemplazan a las lúgubres viviendas de caña que existían. En la otra orilla hay un gigantesco parque de 8.000 metros de largo con áreas deportivas, juegos de agua para niños, comida, bici rutas, esculturas y murales para el disfrute gratuito de todos.



¿La obra realizada ha tenido impacto en el turismo en Guayaquil?
Guayaquil era feo en el año 2000 y no atraía turismo. Con esto como punto de partida, todo lo que ve ahora es mejora. Esta ciudad se ha convertido en uno de los destinos turísticos más importantes a nivel nacional e internacional. La ciudad ha respondido a ese reto ofreciendo alternativas de esparcimiento diferentes. Lo más importante de esta obra es su aporte a la autoestima del guayaquileño y a la estética de la ciudad, pero también genera empleo y movimiento de la economía a través del turismo.

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¿En cuanto al tema de la seguridad?
Eso es un drama, una lacra. Hay cuatro delitos que no dejan dormir ni vivir a los ecuatorianos: asesinatos, secuestros, violaciones y robos. Cuando tenemos legisladores que en vez de beneficiar a los ciudadanos benefician a los delincuentes, hay dos consecuencias seguras: se ahuyenta la inversión y se atrae a los delincuentes. La Asamblea tiene a la ciudadanía distraída con temas superficiales en lugar de debatir sobre lo importante. Al ciudadano no le importa si el crimen contra una mujer se llama femicidio u homicidio, ese tipo de acepciones no le quitan el sueño a nadie, lo que sí nos desvela a todos es que el nuevo Código Penal, que en vez de proteger a las víctimas, pretende proteger a los victimarios.



¿El cabildo puede hacer algo en ese sentido?
¿Qué podemos hacer como Municipio si los cambios a nivel nacional van en contra de toda razón? Antes no había fianza para los acusados de secuestros ni de asesinatos, hoy la quieren admitir; la prisión preventiva para casos de abuso a menores y robo con peligro de vida de la víctima caducará en seis meses. ¿Así se combate la delincuencia? No, así se la promueve. El mandato claro de todo el país es la lucha contra el crimen, pero no hay eco a nivel de asambleístas. Si bien nunca me he sentado con los brazos cruzados ante actitudes de políticos, no puedo cambiar la ley, no puedo crear una policía paralela.
¿Cómo se encuentran los avances en infraestructura sanitaria?
En los últimos días hemos firmado ocho contratos de agua potable con lo cual dotaremos de ese servicio a más de 150.000 personas de escasos recursos que habitan en la zona que va desde la Perimetral hasta Flor de Bastión y Sergio Toral. Nos enorgullece afirmar que hasta fin de año, todo Guayaquil tendrá agua potable por tubería. A la par, continuamos incorporando el servicio de alcantarillado sanitario a miles de ciudadanos. Asumimos esta competencia hace cuatro años y desde entonces hemos beneficiado a más de 700.000 personas.
A nivel personal, ¿cuál es su principal preocupación en la ciudad?
La educación, que es un tema que no le corresponde legalmente al Municipio, pero sí ética, moral y físicamente. Si no invertimos en los niños y en los jóvenes nunca habrá “Más Guayaquil”. Está ciudad tiene 300.000 niños que estudian en escuelas y colegios fiscales, y en escuelas particulares para gente de escasos recursos. A todos ellos les hemos entregado textos gratuitos, dotado de computadoras y laboratorios de inglés. Hemos reparado 125 escuelas, el programa Guayaquil Ciudad Digital avanza con internet gratis y sin cable en las principales universidades y colegios, y estimulamos la excelencia de los estudiantes.



¿De qué manera los estimula?
En el 2011 empezamos con este programa y ahora estamos entregando los premios. Son 250 casas de cemento para las familias de estudiantes sobresalientes, 2.500 laptops y 10.000 pases anuales en la Metrovía. Acabamos de instituir una beca que garantiza que el Municipio se hace cargo de la educación del niño que pierda su padre o madre. Esto incluye útiles  escolares y transporte hasta que terminen el bachillerato. No podemos permitir que un niño tenga que interrumpir sus estudios por una tragedia en su vida.



¿El fin es sembrar para un futuro mejor?
Ya estamos cosechando. Tenemos muchos años de haber dado un giro a la educación convirtiéndola en un derecho de todos y no en un privilegio de pocos. Hay gente que confunde seguridad con pagar a la policía, salud con pagar a los médicos, y educación con pagar a los maestros. Cuando empecé a entregar libros gratuitos no lo hice por el entregar un libro gratis, sino porque me dio vergüenza ajena leer el contenido académico y la pedagogía a la inversa que los textos tenían. Con laboratorios de inglés y computación, buenos libros de textos, internet, maestros capacitados, hábitat positivo y con estímulo, hemos virado una página importante en función del desarrollo de la ciudad y el país.
¿Cuál es el nivel de aceptación popular que tiene su gestión?
El cariño y la severidad son parte de la justicia, y esa mano dura a la que muchos le temen, ha sido acertada. Si no fuese así, no hubiera sido electo en tres ocasiones consecutivas con una votación del 70%. Según los estudios de mercado, mi gestión tiene la aprobación del 90% de los guayaquileños, es decir, hay un 20% que no votó por mí, pero está de acuerdo con lo que hago, en cómo lo hago, y admiten que soy un buen Alcalde.
Con esos niveles de aceptación viene la pregunta de cajón: ¿será candidato a alguna dignidad en las próximas elecciones?
Hace mucho tiempo que no hago política en el sentido como la entienden los ecuatorianos. Seguiré trabajando y sirviendo a mi ciudad y mi país, pero para eso no necesito ser ni Presidente, ni Acalde. Nunca voy a abandonar a mi ciudad, pero soy de los que piensa que las etapas se agotan y uno no debe estar en un cargo público eternamente. Al terminar este período serían 14 años en la alcaldía de Guayaquil.



¿Podría haber un cambio de decisión?
Siempre escucho con mucho interés los comentarios de la gente. Tengo una decisión tomada que la he repetido tantas veces que prefiero no comentarla porque puede sonar antipático. No busco que me rueguen, pero si alguna vez cambio de idea será por motivos muy poderosos que, con sinceridad, no los veo en este momento. Mi decisión actual es la misma de siempre, pero si hay algún cambio lo comentaré públicamente. Mientras tanto, sigo en mi actividad de construir ciudad y hacer país, le pese a quien le pese, con o sin su ayuda.

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